martes, 25 de febrero de 2014

A paper, a person, a promise.

Una vez en una hoja amarilla de papel con rayas verdes
escribió un poema
y lo llamo “Chops”
porque así se llamaba su perro
Y de eso trataba todo,
Y su profesor le dio un sobresaliente,
Y una estrella dorada,
Y su madre lo colgó en la puerta de la cocina
y se lo leyó a sus tías.

Ese fue el año en que el padre Tracy
llevó a todos los niños al zoo
Y les dejó cantar en el autobús,
Y su hermana pequeña nació
con las uñas de los pies diminutas y sin pelo,
Y su padre y su madre se besaban mucho,
Y la niña de la vuelta le envió una
tarjeta de San Valentin firmada con una fila de X,
y el tuvo que preguntarle a su padre qué significaban las X,
Y su padre siempre lo arropaba en la cama por la noche,
Y siempre estaba ahí para hacerlo.

Una vez en una hoja blanca de papel con rayas azules
escribió un poema
Y lo llamo “Otoño”
porque así se llamaba la estación
Y de eso trataba todo,
Y su profesor le dio un sobresaliente,
y le pidió que escribiera con más claridad,
y su madre nunca lo colgó en la puerta de la cocina
porque estaba recién pintada,
Y los niños le dijeron
que el padre Tracy fumaba puros,
Y dejaba colillas en los bancos de la iglesia,
Y a veces las quemaduras hacían agujeros.

Ese fue el año en que a su hermana le pusieron gafas
con cristales gruesos y montura negra,
Y la niña de la vuelta de la esquina se rió
cuando él le pidió que fuera a ver a Papá Noel,
Y los niños le dijeron por qué
su madre y su padre se besaban mucho,
Y su padre nunca le arropaba en la cama por la noche,
Y su padre se enfadó
cuando se lo pidió llorando.

Una vez en un papel arrancado de su cuaderno
escribió un poema
Y lo llamo “Inocencia: Una duda”
porque esa duda tenía sobre su chica
Y de eso trataba todo
Y su profesor le dio un sobresaliente,
y lo miró fijamente de forma extraña,
Y su madre nunca lo colgó en la puerta de la cocina
porque él nunca se lo enseñó.

Ese fue le año en el que murió el padre Tracy
Y olvidó cómo
era el final del credo,
Y sorprendió a su hermana
besando a uno en el porche trasero,
Y su madre y su padre nunca se besaban, ni siquiera se hablaban,
Y la chica de la vuelta de la esquina
llevaba demasiado maquillaje
Que le hacía toser cuando la besaba,
pero la besaba de todas formas,
porque tenía que hacerlo,
Y a las tres de la madrugada se metió él mismo en la cama
mientras su padre roncaba profundamente.

Por eso en el dorso de una bolsa de papel marrón
intentó escribir otro poema,
Y lo llamo “Absolutamente nada”,
Porque de eso trataba todo en realidad,
Y se dio a sí mismo un sobresaliente
y un corte en cada una de sus malditas muñecas,
Y lo colgó en la puerta del baño
porque esta vez no creyó
que pudiera llegar a la cocina.

domingo, 10 de noviembre de 2013

No, la vida no es una mierda. La vida es un drama. Tú solo procura no ser por el que lloran ni ser de quien se ríen.

jueves, 10 de octubre de 2013

domingo, 22 de septiembre de 2013

La lluvia en el corazón y unos versos de Sabina.

«Y que fácil parece a veces enamorarse...»

Los ojos humanos no están hechos para ver lo que realmente merece la pena contemplar. Miras alrededor y nunca te fijarías en toda la historia que se esconde en cada banco del parque que hay en frente de tu casa, ni en las pequeñas gotitas de amor que hay salpicadas por el cuadro que pintó tu abuelo para su mujer, ni en como escriben las miradas de los ojos enamorados letras de amor en el aire, ni en todas las aventuras que podría contar la luna si tuviese ganas de hablar.

martes, 25 de junio de 2013

Qué importa respirar cuando ya nos ahogamos una vez.

Soy más fuerte que nunca pero sigo suspirando por lo de siempre, tal vez sea lo que toca, lo que alguien ahí arriba me preparó antes de que naciera siquiera. Tal vez estuviera escrito que lo primero fuese lo último y nunca al revés. Y tal vez sea mejor asi, no para mi, claro, pero bueno, puedo acostumbrarme. Ya casi puedo creerme que mi sombra me llegue a traicionar algún día. Lo imposible se ha vuelto opción y el "adiós" más firme del mundo solo cuenta como un "hasta que nos volvamos a cruzar". Lo que antes lo aclaraba todo ahora crea dudas. Y lo que una lengua dice muchas veces se contradice con lo que la mirada grita. Y estoy perdiendo el miedo a hacerme daño porque ya no encuentro prácticamente nada que duela. Pero podré llegar a acostumbrarme.