sábado, 3 de noviembre de 2012

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¿Se llama frustración? No lo sé. Solo sé que la impotencia de verlo todo, todo, y no saber qué hacer, cómo afrontarlo, cómo asumirlo y cómo vivir con ello, es casi más grande que las ganas de querer o que el amor, me atrevería a decir. Hay muchas promesas que formulamos sabiendo que nunca vamos a poder cumplir. De vez en cuando se nos escapó un 'siempre'; ovbiamente no se iba a cumplir. Quizá haya cosas que decimos en caliente, en el bueno y en el malo. Pero si te paras a pensarlo, aún eramos y somos unos niños nada más. Incluso gente adulta se promete tantas cosas, que incumplen a la mínima que te des la vuelta. No es cuestión de madurez, bueno, ni de edad. Y hay que ser muy ciego para no ver que los 'para siempre' siempre son 'para un rato, si eso'.

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