miércoles, 4 de abril de 2012

El amor es un juego sin empates.

A veces se gana, otras se pierde. Al fin y al cabo, es un juego. Ni hay que tomárselo tan a pecho, ni tan a la ligera. Pero, aunque muchos digan lo contrario, no es nunca un juego de dos. Por mucho que dos personas se quieran, nunca podrán luchar solos frente al mundo. Y las vidas de cada uno de ellos también tomarán cartas en el asunto. Cada uno tiene un mundo, una vida, una forma de ser, de hacer las cosas. Tiene sus respectivas costumbres, horarios, y sobre todo, personas que se meterán, estén o no en contra de ellos.
Bueno, la verdad es que cada regla tiene su excepción. Enamorarte. Es lo peor que te puede pasar. La reina de picas en 'corazones', la casilla de la calavera  en la oca y el jaque en el ajedrez. Si te enamoras, dejará de parecerte un juego, aunque en el fondo seguirá siéndolo. Y si esto te pasa, probablemente pierdas. Y te digo que cuanto más te enamores, más dolorosa y violenta será la derrota.

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